Oye, tanta ola de frio, tanta corriente siberiana, tanta monserga gélida, y hasta esta mañana a mi plin con el apocalipsis en cubitos de hielo. Incluso ayer sábado, donde ya se suponía que los termómetros iban a estar por debajo del metro de Sevilla, pude entrenar sin más historias a las horas en las que estoy habituado a hacerlo. Y eso que me tocaban series en la pista de atletismo de Chapín y con el aire que corría, en los intervalos de descanso entre cada una de ellas, pensé que podría sentir algo de esa tremenda onda heladora en mis carnes. Pues ni por esas.
Ayer noche, ya de regreso de haber pasado el dia en el campo, y después de haber estado descoberturizado durante todo el dia, conectaba el móvil y descubría un mensaje inquietantemente inquietante de Pepín, preguntándome si el domingo íbamos a salir con la burra, y sobre todo, inquiriéndome explícitamente por la hora de tal entrenamiento, temiendo lo que con con valentía ilusa, en plan bravuconada de cagarrinche por perniles le dije: -".... a las 8:30".
En toda la boca, hermano, en toda la boca. Como siempre hago estos dias, me desperté con tiempo de sobra para calzarme dos tostadas de campo con el elixir oléico de primera presión en frio que siempre tengo en casa, echarme al coleto sendos cafés con leche de soja, no compreis la de Mercadona por Dios Santo, y vestirme con tiempo suficiente hasta para mirar el reloj tres veces en cuatro minutos. Trastero, cabrita dominical, puerta del bloque y ¡¡¡hala!!!. ¿Frio?. ¿Dónde está ese tipo?.
Me cruzo con Pepín que venía a mi encuentro, giro 180º para ponerme junto a él, y ¡eah!, a marcar 31 de media. Diez minutos después tenía los padrastos de las manos como solomillos de cerdo, y los dedos obesos de mis pies, que son para mirarlos pero no verlos, como dos morcones de a kilo. ¡¡¡¡¡Que frio más grande y que dolor metatarsiano más gordo!!!!!. Así 8 kilómetros. Aguante estóico de punzadas en los terminales de mi body hasta que por fin, y demostrándome a mi mismo que a veces hasta puedo ser inteligente le dije a Pepín: - "Ve tú, y ahora si eso voy yo.....", y emprendí una retirada de esas que dicen que es una victoria...... supongo.
Una hora después, aun tenía latiendo las yemas de los dedos...... mientras, mi mujer me decía: ¿Pero por qué te has ido a esa hora con ese frio?. Haber desayunado tranquilamente con nosostros, y te hubieses marchado más tarde....... seguro, eso seguro.